Las fábricas de Coca-Cola son incapaces de fabricar su bebida debido a la cancelación de exportaciones norteamericanas por lo que el director de Coca-Cola GmbH, Max Keith, decide inventar un nuevo producto refrescante para satisfacer las necesidades del pueblo alemán. Bajo la atenta mirada del régimen nazi, Coca-Cola GmbH mezcla diversos ingredientes alimentarios disponibles en Alemania y crea una nueva bebida a base de sidra, queso y azúcar. Para bautizarla el director de Coca-Cola GmbH propone a sus empleados que dejen volar su imaginación y busquen un nombre fantástico. Joe Knipp, un veterano vendedor de la compañía, propone el nombre de FANTA, una especie de abreviación de «FANTASIE» (fantasía o imaginación, en alemán) y la bebida entra en los anales de la Historia.
En 1943 las ventas de Fanta ascendían a 3 millones de botellas al año aunque la bebida se utilizaba principalmente para endulzar al haber un severo racionamiento de azúcar. Tras la guerra todas las fábricas alemanas de Fanta habían sido destruidas. La compañía buscó otras maneras de fabricar la bebida y su comercialización contribuyó a la recuperación económica de Alemania.
En 1960 Coca-Cola Company compró la compañía alemana Fanta y el resto es Historia. Aunque los ingredientes de la bebida hayan cambiado radicalmente, su nombre permanece inalterable desde la Segunda Guerra Mundial.