El artista Santiago Sierra estrenó en el año 2006 en Stommeln (Pulheim, Alemania) una nueva performance artística llamada «245 kubikmeter» (245 metros cúbicos). Con su habitual gusto para la provocación y la interactividad, el artista español buscaba actuar «contra la banalización del Holocausto» y para ello transformó la sinagoga en desuso de la ciudad en una especie de cámara de gas.
El visitante entraba uno a uno en una sala herméticamente cerrada con una máscara puesta para protegerse de las emisiones mortales de CO2 que producían los tubos de escape de seis automóviles con el motor en marcha. Para mayor seguridad los visitantes eran acompañados en todo momento por un bombero. El CO2 en el interior podía matar a una persona en 30 minutos pero el tiempo máximo de visita era de dos minutos.
Sierra presentó su proyecto a la prensa el 11 de marzo de 2006 y al día siguiente los primeros visitantes entraron en su instalación. «245 kubikmeter» tenía que permanecer abierta seis domingos más pero tras las protestas de diversos miembros de la comunidad judía alemana la instalación cerró de inmediato.
Otros polémicos montajes de Sierra habían sido llenar un largo pasillo de pedigüeños reales que agobiaran a los visitantes, llenar una sala de arte con 320 metros cúbicos de barro o 120 horas de lectura continuada de una guía telefónica. En el 2003, como parte de un montaje artístico, impidó el acceso a todo aquel que no fuera español al pabellón español de la Bienal de Venecia.
Una sinagoga-memorial
Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, la gran despoblación judía en la zona provocó que la sinagoga de Stommeln no pudiera seguir ofreciendo sus servicios. Su congregación era inferior a diez hombres adultos, el mínimo de personas para formar un minyan y rendir culto en su interior. Durante la Segunda Guerra Mundial el edificio, vendido a un particular en 1937, fue utilizado como establo y en 1979 fue comprado por el ayuntamiento de Pulheim para su restauración. La sinagoga, rededicada en 1983, empezó a alojar eventos culturales hasta que a principios de los años noventa el doctor Gerhard Dornseifer decidió iniciar The Synagogue Stommeln Art Project: invitar cada año a diferentes artistas con proyectos que interactúen con la sinagoga, definan su arquitectura y a su vez sean definidos por su contexto histórico.
Imagen de portada de Michael Schwarzenberger en Pixabay