El primer disparo de la Segunda Guerra Mundial

El obsoleto acorazado SMS Schleswig-Holstein había sido uno de los pocos buques de guerra que las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial habían permitido que se quedara Alemania, la gran perdedora del primer conflicto global de la Humanidad. Sin embargo tras el Tratado de Versalles (1919) sus funciones habían cambiado de la noche a la mañana y encaraba una nueva etapa como buque-escuela de cadetes marinos.

Los antiguos combatientes alemanes tenían el corazón y el orgullo herido por un tratado que consideraban una «puñalada por la espalda» y en Agosto de 1939 el Schleswig-Holstein entró de nuevo en servicio para apoyar una «hipotética» invasión germana de Polonia.

El 1 de Septiembre de 1939 el buque se encontraba cerca de Danzig, supuestamente para honrar el aniversario del hundimiento del crucero alemán SMS Magdeburg en el Golfo de Finlandia durante la Primera Guerra Mundial (26 de Agosto de 1914). La tripulación había participado en las diversas ceremonias conmemorativas que se habían desarrollado en la ciudad y el Schleswig-Holstein se encontraba anclado frente al Westerplatte, una pequeña península junto a la ciudad en la desembocadura portuaria del río Vistula. Éste promontorio albergaba un pequeño fortín polaco formado por varios bunkers y casamatas guardadas por 182 soldados y 27 trabajadores civiles. 



A las 4:45 AM del 1 de Septiembre de 1939 el capitán del Schleswig-Holstein, Gustav Kleinkamp, ordenó a sus artilleros abrir fuego por sorpresa y las dos torretas con cuatro cañones de 280 mm. del acorazado dispararon sobre las fortificaciones polacas, convirtiéndose en los primeros disparos de la Segunda Guerra Mundial. Un casus belli de manual.

El fortín estaba preparado para resistir hasta 12 horas de asedio continuado pero los soldados atrincherados en el Westerplatte resistieron durante una semana los ataques del ejército alemán. A las 10:15 del 7 de Septiembre, sin apenas munición y sin provisiones, el Mayor Henryk Sucharski rindió el fuerte al ejército alemán. De los 209 soldados encerrados en el Westerplatte tan solo 15 habían perdido la vida. El ejército alemán quedó tan impresionado con la fuerza de los polacos que tras la rendición permitió que su comandante conservara su espada de oficial.

La Segunda Guerra Mundial había estallado en el corazón de Europa y consumiría lentamente el alma de los Hombres durante seis años.

Encuentro con la Historia

Tras el fin de la Guerra los restos del fortín de Westerplatte se reducían a dos casamatas y varias toneladas de escombros. En la actualidad la cima del montículo se ha adecentado y junto a los esqueletos del varios edificios se erigen dos memoriales: una gigantesca torre de 23 metros compuesta por 236 bloques de granito y quince tumbas simbólicas en honor a las víctimas que perecieron durante el asedio alemán al Westerplatte. Las cenizas del Mayor Sucharski (1898-1946) reposan en el propio Westerplatte, traídas desde Casamassima (Italia) en 1971.

Una de las casamatas del fortín, el puesto de guardia nº1, fue trasladado íntegramente a un nuevo emplazamiento para servir como pequeño museo (“Wartowia nº1 na Westerplatte”). Dos grandes obuses de 280 mm. como los que disparó el Schleswig-Holstein adornan su puerta de entrada.

El acorazado SMS Schleswig-Holstein sufrió un cruel destino, como si el karma lo castigara por haber sido el iniciador de un conflicto que se cobró la vida de más de 50 millones de personas en todo el planeta. Tras ser dañado en 1944 por bombarderos de la RAF, quedó varado a pocas millas de la costa. Después de que la ciudad de Malbork cayera en manos soviéticas su propia tripulación lo hundió con explosivos. Sin embargo el ejército soviético lo reflotó y lo envió a la isla de Osmussaar para que hicieran prácticas de tiro con él. Sirvió como diana gigante hasta 1966 antes de hundirse para siempre en las profundidades del océano. Su campana se expone en el Museo de Historia Militar de la Bundeswehr de Dresden.

Fotografía: Wikipedia (Dominio público).

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About Victor Baldovi

Victor Baldovi es guionista y escritor especializado en la Segunda Guerra Mundial. Ha escrito cinco libros (dos de ficción) y desde el año 2005 es redactor de artículos sobre la WW2.

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