A las afueras del pueblo de Rethondes, en un claro a la entrada del bosque de Compiègne, se firmó en 1918 el Armisticio entre Alemania y Francia que significó el primer documento firmado que avalaba el final de la Primera Guerra Mundial. A éste documento le siguió el famoso Tratado de Versalles firmado el 28 de Junio de 1919 que conllevó que Alemania perdiera la gran mayoría de sus territorios, que debiera una ingente cantidad de dinero a las potencias «ganadoras» (20 millones de marcos antes de 1921) y que un personajillo llamado Hitler empezara a fraguar su venganza contra los causantes de la humillación alemana en la WWI.
El 22 de Junio de 1940, tras la invasión nazi de Francia, Hitler obligó al gobierno francés a firmar su rendición en el mismo vagón de tren que sirvió para la rendición alemana de 1918. Éste vagón fue llevado a la plaza de Lutsgarten en Berlín donde fue expuesto para que todo aquel que quisiera pudiera visitarlo. Poco antes del fin de la guerra se ordenó a las SS que destruyeran el vagón y en un bosque de Turingia fue pasto de las llamas.
En la actualidad el lugar en el que se firmaron los armisticios de 1918 y 1940 es conocido como «Clairière de l´Armistice». En él se pueden encontrar el lugar exacto donde se encontraba el famoso vagón, monumentos conmemorativos de la Primera Guerra Mundial y el Museo del Armisticio. Este importante (y pequeño) museo contiene una réplica exacta del vagón de tren en el que se firmaron los dos armisticios franco-alemanes y que podéis ver en la fotografía. Además se pueden admirar los habituales maniquíes, objetos y documentos relacionados con los armisticios de 1918 y 1940.