Francisco Franco entregó a las autoridades policiales del Tercer Reich un exhaustivo censo con los nombres y las direcciones de 6.000 judíos residentes en España, según un reciente descubrimiento del periodista judío Jacobo Israel Garzón.
Una de las cartas que ordenaba la creación de este censo, firmada por José Finat Escrivá de Romaní, jefe de seguridad de Franco, ha sido encontrada en el Archivo Histórico Nacional. La misiva, recibida el 13 de Mayo de 1941 y fechada ocho días antes, fue remitida al Gobierno Civil de Zaragoza y ordenaba crear una lista de «los israelitas nacionales y extranjeros afincados en la provincia (…) indicando su afiliación personal y político-social, medios de vida, actividades comerciales, situación actual, grado de peligrosidad y conceptuación policial».
Gracias a un acuerdo hispano-germano firmado en 1938 por el General Severiano Martínez Anido, los miembros de la Gestapo tenían el estatus de diplomáticos por lo que podían vigilar y actuar a sus anchas en territorio español. La principal obsesión de la Dirección General de Seguridad era fichar a los judíos que pudieran ocultarse entre la población española y evitar a la policía política. «Las personas objeto de la medida que el encomiendo han de ser principalmente aquellas de origen español designadas con el nombre de sefardíes, puesto que por su adaptación al ambiente y similitud con nuestro temperamento poseen mayores garantías de ocultar su origen y hasta pasar desapercibidas sin posibilidad alguna de coartar el alcance de fáciles manejos perturbadores». El censo debía ser mucho más fácil de redactar en poblaciones como Barcelona, Baleares y Marruecos donde antes de la guerra había «comunidades, sinagogas y colegios especiales».
La lista de judíos, que por orden de Himmler también debía incluir a judíos convertidos al catolicismo debido a que su raza continuaba siendo la misma, fue entregada a las autoridades alemanas cuando José Finat Escrivá de Romaní fue elegido embajador de España en Berlín.
En 1945, tras el fin de la guerra, casi todos los archivos sobre el censo español judío fueron destruidos. Y rozando el cinismo más absoluto Franco incluso se atrevió a pedir compensaciones a Alemania por los daños patrimoniales causados por los nazis a los judíos de Tesalónica. El representante inglés, McCombe, no podía creer lo que estaba oyendo y recordó a todos que España jamás había protestado por la persecución nazi de sus compatriotas.
Sesenta y cinco años después la Verdad destroza un nuevo mito sobre la supuesta neutralidad del régimen fascista de Franco y acerca la verdadera Historia a las generaciones del mañana.
Fuente: El Pais